11/1/10

Un poco de cine y periodismo

Ha pasado a la historia como uno de los filmes más hermosos del cine. Así lo consideran, desde hace más de 50 años, los críticos de todo el mundo. Con Ciudadano Kane nació un clásico. Fue Orson Welles quien, tras las cámaras, dio vida a una película que rompería con los esquemas cinematográficos de la tradición hollywoodiense. La carrera de Welles como realizador comenzaría en 1940 y aunque su obra sólo cuenta con doce largometrajes en más de treinta años, aún se mantiene vivo en los cineastas aquel genio creativo que revolucionó al público americano.

Asistimos a una época donde los medios de comunicación se levantan como imperios, años de los grandes diarios sensacionalistas, de los primeros magnates de la prensa y de aquellos reporteros con bayoneta y cuaderno en mano. Ciudadano Kane reconstruyó, a través de un insólito relato fílmico, la vida de Charles Foster Kane, un prócer del mundo de la comunicacion. El joven Welles quiso reflejar en esta historia al polémico personaje William Radolph Hearst y junto a él desvelar los entresijos de la empresa informativa en un contexto en el que los diarios consiguieron por primera vez tiradas millonarias. Hearst se convirtió en el más influyente empresario de medios en Estados Unidos y una de las figuras más controvertidas dentro de la profesión. Demostró que en el mar de los negocios, el dinero sí puede comprarlo y disimularlo todo, incluso la impericia. Esto es lo que revistas como New Yorker sentenciaron a propósito de la mayor contribución de Hearst: “demostrar que un hombre sin experiencia previa en la edición de periódicos podía, empleando el dinero como si fuera una porra bien gruesa, hacer lo que deseara en el mundo del periodismo, excepto allí donde una riqueza comparable se enfrentara con él”.

La forma del relato de la película y la utlización excepcional de la profundidad de campo restó, en cierta manera, importancia a un guión que se mueve en una etapa inquietante del periodismo. Aquí lo hemos querido rescatar para descubrir lo que se esconde detrás de Ciudadao Kane, esa etapa en la que la radio y los diarios fueron verdaderas máquinas de hacer dinero.



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