19/10/10

DE OFICIOS MALDITOS...


De pronto, un errante callejero, de esos que entorpecen los modales cosmopolitas de los ciudadanos exquisitos, me dijo una vez; “No subestimes las palabras de un desconocido porque nunca se sabe a quien puedes tener delante”. Aquellas frases quedaron tatuadas en mi mente. No sé si fue por la insólita relación entre la cordura de su sentencia y el extravagante personaje, pero jamás he valorado tanto un consejo. Desde entonces, escondí la toga y el mazo, que jueces ya hay muchos y de todas las calañas y empecé a pensar que tal vez el periodismo saldría un poco del fango si se pusieran en práctica las providencias de aquel loco sensato.

Pero como vivimos en el mundo de las apariencias ¡Viva las mujeres L´Oreal y los duques de traje y corbata! Para ellos, el protagonismo, la fama y las mejores franjas horarias. Son líderes de masas, ejemplos a seguir, modelos de la sociedad del oír, ver, callar y disfrutar. Tienen carisma y lo mejor de todo; miles de altavoces dispuestos a retrasmitir su mensaje trascendental. Mientras tanto, el resto de los mortales buscan el orificio por el que poder alzar su voz.
Pedro Cárdenas irradia sencillez, humildad, es un ser humano que pasaría desapercibido incluso delante de mirones. La autoridad, el talante combatiente domina, no obstante, su forma de mirar y es que sin quererlo tiene bríos para hablar con los ojos. El resto de bravura cabalga en cada uno de sus escritos. Cárdenas es un periodista colombiano. Un desconocido de esos que son subestimados… aquel vagabundo, con más alcohol que sangre en las venas, resultó tener razón.

En el programa informativo de TVE, En Portada, el reportaje MALDITO OFICIO removió mi conciencia profesional. En él se recordaba la labor de periodistas que arriesgan la vida por sacar a flote las oscuras realidades de distintos lugares del planeta. Una labor ignorada por muchos, reconocida por algunos y amiga de muy pocos. En esos extraordinarios quehaceres se enmarca la historia de Cárdenas. Un “don nadie” en el circo de los tendenciosos, sensacionalistas, altaneros y serviles comunicativos. Un héroe sin medias tintas para los maquis de papel y lápiz.

La empresa mediática de Pedro Cárdenas se aleja mucho del imperio de Rupert Murdoch o Pulitzer. Tanto por razones de forma como de fondo. Sin más infraestructuras que el apoyo familiar, dedicó casi toda su existencia a lo que él llamaba el "mejor oficio del mundo", difundir la verdad en un campo de minas. Perseguido, amenazado y extorsionado, sintió en sus propias carnes lo que cuesta, aún en el siglo XXI, la libertad. El resto de lo que diría o podría haber dicho en estas lineas está de más, cada cual que halle en el documental sus propios sentimentos.